Alcocer Martínez, Luis

Nació en Mérida el 22 de febrero de 1945. En 1971 concluyó sus estudios en la Facultad de Medicina de la Universidad de Yucatán.

Fue fundador y director de la revista Galeno de dicha facultad (1968). Obtuvo el primer lugar en el certamen literario organizado por la universidad y la Federación Estudiantil Universitaria en 1968 con el poema A Martín Luther King.

En los concursos de poesía auspiciados por la Delegación Estatal del IMSS obtuvo: primer lugar en 1990; segundo lugar en 1991 y de nuevo primer lugar en 1992.

En el certamen estatal de poesía Clemente López Trujillo también ha sido premiado varias veces: en 1991 alcanzó el primer lugar con su obra “Las otras voces”; obtuvo premio especial en 1992 por su obra “Poemas de la luz”; en 1993 compartió con Jorge Metri el primer lugar, esta vez con su obra “Oficio de gaviota”.

Colaborador del suplemento cultural “El juglar del Diario del Sureste” y de la revista “Parva”, de Cárdenas, Tabasco.

Obra poética:

-Es verdad, vivimos, Colección “La Hoja Murmurante”, Editorial la Tinta de Alcatraz, Instituto Mexiquense de Cultura, Toluca Estado de México, 1992.

-Las otras voces, Dos poetas contemporáneos, Gobierno del Estado de Yucatán, Mérida, 1993, junto con Jorge Lara[1].

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Selección de La Voz ante el Espejo[2].

Del origen

En el principio

un navegar sin prisa por largos canales,

sin voz ni rostro,

vuelo sin nombre.

Pero tú eras ya piel,

tu cabello en los ojos de mi padre:

fuego.

Bronce tu voz.

Las barcas del insomnio comenzaron

a surcar los esteros de tu frente.

Yo era menos que polvo,

o más,

no sombra ni sueño

hasta que tú pusieras en sus labios

una sonrisa

y tu mano corriera las cortinas de su alcoba.

Afuera el mundo,

yo viajaba del fondo de los siglos,

de la explosión primera

cuando él te daba

esa parte de mí.

Nada distinto a otro,

una noche se enciende,

un germinar del sueño.

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Tal vez los sueños

De qué sitio,

de qué desolación entre las ramas,

de dónde llega el hombre;

de qué raíz del viento?

Después de la tormenta

Hojas dispersas, fango,

emergen los anfibios:

la lluvia ha sido útil;

pero nosotros,

¿De qué sitio venimos?

Todavía gris el cielo,

a ciegas y sangrantes

caminamos sin pausa,

¿Qué nos lleva?...

Los sueños,

tal vez los sueños…

(Inéditos)

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Allí donde la noche marca un sitio

A veces,

un murmullo de árboles

nos regresa por selvas dormidas

y plazas

que el verde invade lentamente,

un zumbido de insectos nos aparta

para que la blanda luminosidad del sueño

nos sumerja en sus ondas.

En una esquina de la noche

hay barandas para ver el cielo,

en otra,

el fuego crece,

me atraviesan

bosques y lagos,

el vaho de las panaderías

se mezcla con olores de café

y resina de ocote

en una calle larga.

Me escondo en uno de tantos zaguanes,

entre anchas hojas de enredadera,

converso con hormigas oscuras

y lagartijas de color de hierba

al alba.

En el parque la brisa frota las

ramas

de sauces y eucaliptos,

me habla de estas piedras

y árboles,

a ellos pertenezco,

y me invocan

los zaguanes y muros.

Ahora que he reconocido mi sitio,

la vigilia emerge,

me golpea

me pierde en sus paisajes,

por más que la memoria,

en oleadas cada vez más frecuentes,

se expanda a estos lugares.

(Es verdad vivimos, 1992)

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[1] La voz ante el Espejo. Tomo II. Reyes Ramírez, Rubén. Instituto de Cultura de Yucatán, México. 1995. P. 165.

[2] La voz ante el Espejo. Tomo II. Reyes Ramírez, Rubén. Instituto de Cultura de Yucatán, México. 1995. Pp. 166- 168.