Abreu Gómez, Ermilo

(1894-1971). Nació en Mérida el 18 de septiembre de 1894 y murió en la ciudad de México en 1971. Es considerado como el más alto de los narradores yucatecos. Estudió preparatoria en la ciudad de México y los concluyó en Puebla. Poco después regresó a Yucatán y colaboró en La Revista de Mérida, donde dio a conocer algunos de sus primeros trabajos literarios, especialmente cuentos, y participó entre los impulsores del teatro regional. Hacia 1920 ya radicaba en la capital. Obtuvo el título de maestro en letras en la Escuela Normal Superior de México, donde fue catedrático de literatura española. Colaboró en la revista Contemporáneos, donde se destacó por sus trabajos de crítica literaria, especialmente sus estudios sobre Sor Juana Inés de la Cruz, que tuvieron el mérito de ser de los primeros en llamar la atención sobre el tema. También colaboró en la revista Orígenes, editada por José Lezama Lima (Cuba). Residió en Washington de 1947 a 1960, donde tuvo a su cargo la División de Filosofía y Letras de la Unión Panamericana. Fue catedrático de la Universidad de Illinois y del Colegio de Middlebury, Vermont. Viajó a Nueva York, Honduras, Colombia, Venezuela, Uruguay, Bolivia, Cuba y Puerto Rico. A su regreso en 1961, fue catedrático de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y la Normal Superior. Miembro de la Academia de la Lengua a partir de 1962.

Obras: Relato, cuento, novela: El corcovado, 1924; La vida del venerable Gregorio López, 1925; Cuentos de Juan Pirulero, 1939; Canek, 1940 (esta obra tiene más de 20 ediciones nacionales en los primeros 20 años, aparte de las traducciones); Héroes mayas (Zamná, Cocom, Canek), 1942; Pirrimplín en la luna, 1942; Tres nuevos cuentos de Juan Pirulero, 1944; Quetzalcoátl, sueño y vigilia, 1947; Naufragio de indios, 1951; Leyendas mexicanas, 1951; Tata Lobo, Letras Mexicanas, 1952; San Francisco, cuento, 1954;Cosas de mi pueblo, 1957;La conjura de Xinúm, 1958; Cuentos para contar junto al fuego, 1959; Leyendas y consejas del antiguo Yucatán, 1961 y San Francisco (escenas poéticas de su vida)1964.

También escribió teatro, estudios, crítica, ensayo, memorias y formó parte de antologías. [1]

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Selección de La Voz ante el Espejo[2].

La doctrina

Canek, 1940.

Fragmento.

6

Canek dijo:

-Nosotros somos la tierra; ellos son el viento. En nosotros maduran las semillas; en ellos se orean las ramas. Nosotros alimentamos las raíces; ellos alimentan las hojas. Bajo nuestras plantas caminan las aguas de los cenotes, olorosas a las manos de las vírgenes

muertas. Sobre ellas se despeñan las voces de los guerreros que las ganaron. Nosotros somos la tierra. Ellos son el viento.

8

Canek dijo:

-Los señores son rojos. Ellos dicen que son blancos. Los señores son rojos. Son rojos como la mancha del Oriente que los trajo; como el fuego que brota de sus manos; como el oro que se enciende y se arisca en sus barbas; como la palabra que estalla en sus bocas, como las llagas de sus dioses; y como el grito de las vírgenes que desgarran, sin advertir que son avecillas ciegas. Los señores son rojos.

13

Canek dijo:

-No preguntes por los que se van y no vuelven. Es cierto que algunos vuelven pero no saben que han vuelto. Si les miras en los ojos verás que tienen una como alucinación oculta vertida en lo profundo. Viven cono ensoñados. Merecen nuestra simpatía

porque poseen el espíritu de lo que fue y saben de la vida ciega de los hombres de aquí.

17

Canek dijo:

-Es verdad: la palabra nació por sí misma dentro de lo obscuro. Aquí es necesario declarar el sentido de esta oración. La palabra no es la voz que se dice y se oye. La palabra es cuna del espíritu creador: El espíritu creador que siempre fue en las tinieblas del tiempo, vio su conciencia, y de ella nació la palabra. Por esto toda la palabra debe ser sentida dentro de lo obscuro del pecho para que sea imagen de esa obra que nació del ser, espejo de sí mismo.

18

Canek dijo:

-Cuando vino la palabra, no vino sola; vino acompañada de su eco derramado en el espacio de la tierra. Y la palabra y su eco crearon todas las cosas. Desde las cosas mínimas de aquí abajo hasta las cosas infinitas de allá arriba. En el tiempo, se juntaron el gusano, el hombre y la estrella. Y se vio que los tres seres tenían luz que era emanación de lo profundo puesto en ellos.

Esto, pocos lo saben; y casi ninguno lo siente. ¡Dichoso de aquel que, al menos, adivina este misterio!

22

Canek dijo:

-En los libros se dice lo que es un profeta y también lo que es un poeta. Se dice esto, pero muchos lo han olvidado. Es bueno recordarlo. Es profeta el hombre que puede mirar el rostro de Dios; en su resplandor aprende a distinguir la verdad, de la mentira. Por esto le es dable hablar de lo que ha de suceder en el tiempo. Es poeta el hombre que recibe en su rostro la mirada de Dios. Por eso le es dable distinguir la belleza, de la fealdad. Los profetas tuvieron permiso para guiar a los hombres que vendrán. Los poetas tienen licencia para guiar a los hombres que son. Unos y otros, cuando tienen conciencia del dolor, hacen el bien.

26

Canek dijo:

-Para el espíritu del hombre vale más un vicio limpio que una virtud sucia. El vicio limpio puede ser una energía redimible. Hay en él, guardado, un acto de valor. En cambio la virtud sucia supone siempre un ánimo débil. Con seguridad un acto de cobardía.

27

Canek dijo:

-Unos prefieren el ideal: otros la realidad. De esto resulta una discordia que encona los espíritus. Nunca los hombres concilian las opiniones. A lo más que llegan es a soñar la realidad o a vivir el ideal. Y la diferencia del apetito subsiste. Pero el hombre de estas tierras debes ser más exigente y más humano; debe querer la mejor realidad; la posible, la que madura y crece en sus manos. Esto será como vivir el ideal de la realidad.

30

Canek dijo:

-Nunca te enorgullezcas de los frutos de tu inteligencia. Sólo eres dueño del esfuerzo que pusiste en su cultivo; de lo que logra, nada más eres un espectador. La inteligencia es como una flecha: una vez que se aleja del arco, ya no la gobierna nadie. Su vuelo

depende de tu fuerza, pero también del viento y, ¿por qué no decirlo?, del destino que camina detrás de ella.

31

Canek dijo:

-Dicen que el cuerpo es como un armario donde se guarda el alma. Está bien. Sin embargo, a veces, el alma es tan grande que el cuerpo, como grano de anís, se guarda en el alma.

35

Canek dijo:

-Zamná se durmió sobre una rosa; Kukulcán se deshizo como una nube, en el horizonte. El nombre de Zamná lo dice la luna; el de Kukulcán lo dice el sol.

36

Canek dijo:

-Zamná representa al agua; Kukulcán, el viento. Zamná tiene entraña de madre; Kukulcán osadía de padre. Zamná juntó con sus manos el regazo de la tierra; Kukulcán sembró en ella las semillas.

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Crítica Literaria

Entre las obras de creación literaria de Ermilo Abreu Gómez, resulta de especial interés para nosotros su finísima estampa de Canek, obra en la que apreciamos una esencia y una labor indudablemente poética.

“Canek es uno de esos libros en que una tradición histórica, como el agua que baja, golpeándose de la montaña, ha quedado en su más cristalina pureza… Los hechos más crueles, dolorosos o sangrientos, rematan en una imagen poética, como en las viejas leyendas, embellecidas y dulcificadas por una larga tradición oral”

Antonio Castro Leal, discurso pronunciado en la Biblioteca Nacional,

7 de mayo de 1969[3].

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[1] La Voz ante el Espejo: Antología general de poetas yucatecos. Tomo I: Poetas nacidos en el siglo XIX. Reyes Ramírez, Rubén. Instituto de Cultura de Yucatán, México. 1995. P. 223-226.

[2] La Voz ante el Espejo: Antología general de poetas yucatecos. Tomo I: Poetas nacidos en el siglo XIX. Reyes Ramírez, Rubén. Instituto de Cultura de Yucatán, México. 1995. Pp. 227-230.

[3] Op. Cit. La Voz ante el Espejo. P. 224.